Semiotica
El punto de partida de la Semiótica literaria es la intención de comunicar inherente a todo signo. La Semiótica literaria, pues, parte del convencimiento semiótico general de que toda actividad humana, es una forma específica de creación de significado, es decir, es un modo de comunicación en el que intervienen: los signos.
El análisis semiótico procura desmontar un proceso que se inicia con la codificación por parte del emisor y termina con la descodificación por parte del receptor. Además, la Semiótica no se ocupa sólo de los signos lingüísticos, sino también de los no lingüísticos: de todo tipo de signo. La Semiótica estudia, la operación de significar.
Un ejemplo de la semiotica literaria son las fotografías, producciones culturales fundamentales en la comunicación ya que se utilizan para representar acciones, hechos, actividades, objetos, entre otros.

La imagen es una fotografía de José María Rodríguez Madoz, fotógrafo español conocido como Chema Madoz, fechada en 1992. Muestra un cielo sobre el que cuelga una jaula encerrando una nube. La información visual que proporciona la fotografía es de naturaleza polisémica, pues permite en sí misma múltiples posibilidades interpretativas, todo esto a pesar de la simplicidad, pregnancia y figuratividad de la imagen. Su horizonte de lectura está definido convencionalmente por las fuerzas físicas de gravedad y peso de la jaula que cuelga (hacia abajo, frente a nuestra mirada) sobre un fondo de cielo con nubes. La fotografía, como la mayoría del autor, está representada en escala de grises, factor que eleva la potencia simbólica de la misma. Su grado de iconicidad en principio parece ser muy elevado (dada la naturaleza del soporte fotográfico que nos muestra un fondo de cielo con una jaula de ave superpuesta), pero éste disminuye posteriormente cuando, tras una mirada/lectura sostenida, notamos el artificio de la nube que sobresale del fondo cielo para convertirse en figura al quedar encerrada en la jaula, artificio logrado a partir de la omisión o remoción (física o digitalmente, no lo sabemos) de la parte posterior de la segunda varilla de la jaula, de arriba hacia abajo, y que genera el efecto de nube atrapada. Esta trampa visual deja en evidencia que la imagen muestra algo no existente en la naturaleza física, por tanto es una imagen de una no imagen. Sin embargo, es tan pregnante y su fuerza es tal que un tamaño perceptivo insuficiente o la presencia de ruidos no afectarían la comprensión del intérprete.
PLANO CONNOTATIVO
El mensaje icónico de la fotografía, dada su naturaleza simbólica, sirve como sustancia para un mensaje icónico codificado donde la jaula de ave viene a representar la idea de encierro o privación de la libertad, y la nube, por su parte, la ideas de libertad, amplitud, expansión, grandeza, infinito, entre otras. Esta evidente relación de oposición o antítesis da pie al intérprete para configurar mensajes del tipo "libertad limitada" o "lo que creemos que es libre, también está preso", por ejemplo. Su lector ideal, por tanto, debe tener herramientas cognitivas y emocionales que le permitan acceder a esta lectura cifrada de una imagen cuyas intenciones son definitivamente emotivas y poéticas. La limitación cromática de la escala de grises, por su parte, predispone a una interpretación no pragmática sino figurada, pues intuitivamente asociamos este tipo de fotografías al arte y al simbolismo: lo que mostramos efectivamente no es tan importante como lo que queremos decir con ello. El recurso del color, que aumenta el grado de iconicidad en la representación, resulta crucial en contextos donde se quiere mostrar algo tal cual es; aquí la fuerza de la idea y el efecto emocional que el autor espera generar en el lector escapan de esa necesidad de verosimilitud, asimilándose mejor a una atmósfera de sugerencias y símbolos. Los predicados visuales de enunciación y contraste conceptual (el fotógrafo parece decirnos He aquí mi manera de mostrar la falta de libertad) se sustentan en la metonimia que permite establecer una relación entre cielo como espacio donde vuelan las aves libremente, y la jaula como espacio donde no pueden hacerlo, y a su vez entre el vuelo del ave como metáfora de una libertad también humana, y por consiguiente de su encierro. Debido a esto, aventuramos que el elemento real que hace posible esta relación semántica, el ave, es precisamente lo que está ausente (elipsis), y es esto lo que potencia la belleza poética y semántica de la imagen.